sábado, 31 de enero de 2015

The dove keeper; Capítulo: #16

Capítulo: #16

Cómodo y confiado.

Cuando desperté a la mañana siguiente, no tenía idea de dónde estaba. Aunque de alguna manera supe que el artista estaba supuesto a estar conmigo; sólo que tomó un buen rato para que todo volviera. Aún estaba medio dormido cuando me di vuelta en su larga cama, esperando encontrar su cuerpo justo a mi lado, tal como había estado la noche anterior cuando nos quedamos dormidos. En lugar de eso, yo estaba recibido por una mera impresión de él, grabado lejos en las sábanas dispersas. Estiré la mano y la desplacé a la parte cóncava de la cama, y ya no se sentía su calor. Él se había ido, y yo seguía sin tener idea de qué estaba pasando.

No pude ignorar el golpeteo dentro de lo alto de mi pecho contra mi caja torácica, y la ansiedad nerviosa que se arrastró por mi sistema un poco después. El sueño se cayó de mis ojos rápidamente, los alrededores despertándome por el impacto. Me senté y  rasqué mi cabeza, aún sintiendo sudor de la noche anterior. Memorias remplazaron mi mirada llena de sueño, y la pieza final fue puesta en su lugar cuando miré hacia abajo a mi cuerpo desnudo, sólo cubierto por una pequeña y delgada sábana azul.

Había tenido sexo con Gerard. Finalmente habíamos hecho lo que se suponía que no teníamos que hacer, la acción que habíamos estado posponiendo durante meses, y ahora, finalmente había pasado. Nos habíamos besado y tocado y cogimos en su cama. Él me había visto desnudo, y yo lo había visto en esa manera también. Incluso nos dormimos en la misma cama después, sin tratar de correr del acto que cometimos, sino acostándonos en su secuela. Nos besamos por lo que parecieron ser horas, raramente cambiando una sola palabra. No teníamos que hablar entonces; no había necesidad de hablar, y habíamos hecho mucho de ello para ese punto. Estábamos enfocados en besarnos hasta que se nos acabó la saliva y el aguante, sosteniendo nuestros dulces cuerpos uno contra otro en el medio de la cama. Ahí había una urgencia en cada acción que cometimos, un tipo de desesperación por entender lo que nunca tendríamos por nadie más en el mundo exterior.

En la oscuridad del cuarto, apenas vi algo. Pero recordé haber visto los ojos de Gerard. De algún modo, ellos siguieron brillando como verdes en la ausencia de luz. Recordé viéndolos, sólo por unos pocos segundos, y dándome cuenta de que nunca quería ver el mundo exterior otra vez. Si ellos iban a juzgarnos por hacer eso, por actuar así, entonces no me importaba. Yo quería estar aquí, yo quería estar con él. Ahora yo quería ver sus ojos en la oscuridad todo el tiempo.

La noche anterior, yo sólo había dejado su lado por unos pequeños segundos para llamar a mis padres y decirles que me estaba quedando con Sam y Travis por la noche. Necesitaba decirles algo, lo que sea, para mantenerlos de venir a buscarme. Necesitaba evadir meterme en problemas, también. Si yo estaba castigado ahora, todos mis pocos privilegios siendo alejados, yo sabía que probablemente moriría. Tú no puedes darle a alguien el gusto de algo mucho mejor que lo que ellos siempre han conocido y soñado, y luego alejarlos al momento siguiente. Yo necesitaba quedarme aquí, al menos por la noche.

No tenía idea que hora era cuando mi madre respondió, pero su voz era cansada. Probablemente era pasado mi toque de queda y ella había estado preocupada. Ella se había negado a decir que sí en un principio, pero eventualmente me lo dio. O era que estaba escuchando la felicidad en mi voz por lo que lo hizo, o sólo quería evitar la molestia de decir no y luego tener que venir y llevarme de la casa de Sam (porque ahí era en donde estaba, por supuesto), no lo sabía ni me importaba. Yo sólo colgué el teléfono y volví a la cama con Gerard. Él puso su brazo alrededor de mí, halándome cerca, y besó mi cara otra vez, antes de que finalmente el sueño lo tomara.

Esa había sido el último recuerdo claro que tuve de la noche anterior. Vagamente recordé todos los otros detalles, como el haber dado vueltas en la noche, sólo porque cuando lo hice, fui consciente de Gerard roncando suavemente. Me atrapé en un pequeño susto luego a la mañana siguiente, sin saber dónde estaba al principio, pero había durado un momento cuando tomé la vista de él acostado a un lado mío. Había estado oscuro, pero pude ver la expresión de calma en su cara, sus labios moviéndose levemente mientras respiraba. Una sonrisa se había propagado a sí misma a lo largo de mi cara cansada al mirarlo, sabiendo que yo había besado esos labios. Deslicé mi brazo alrededor de su cintura, clavé mi cabeza en su almohada, y me dormí otra vez. Y por el resto de la noche, estuve dormido muerto. Fue la mejor noche de descanso que he tenido.
  
Viniendo la mañana, sin embargo, no pude cree nada. Despegué mis ojos rápidamente, y mira alrededor del cuarto. Vi mi ropa tirada en su piso, y las imágenes de la noche anterior se reprodujeron en mi mente. Todo se veía más como un sueño para mí; yo estaba imaginando todo. Había trabajado en esa idea muchas veces en mi cabeza, ahora que había sido empujado hacia la situación, no tenía nada más de que soñar, de que pensar. Los recuerdos, los sonidos, y el leve dolor me seguían inundando, y me ahogaron en mis pensamientos. Tenía que creerlo. Había pasado y no había vuelta atrás.

Una buena cosa es que no quería. Incluso cuando crují entre las sábanas un poco, y vi la leve mancha color óxido, y sentí un leve dolor, yo seguí sin querer devolver todo atrás. Tenía el sentimiento de que probablemente iba a sangrar un poco por lo que había pasado. Había escuchado sobre que casi todas las chicas sangraban cuando perdían su virginidad, y eso había sido en la forma tradicional. Yo sólo pude imaginarme que me pasaría. La mancha no era tan grande sin embargo, lo que me exaltó a no terminar. Quizás Gerard no lo notaría. Sentí a mis mejillas tomar el mismo color oxidado mientras me llenaba de vergüenza. Lo mejor era que no viera esto, me dije a mí mismo. No quería que él se preocupara o se inquietara como lo había hecho la noche anterior, pensando que él me había herido. Yo estaba bien –mejor que bien.  Yo estaba con él.